Lo
querían matar
los
iguales
porque
era distinto.
Si
veis un pájaro distinto,
tiradlo;
si
veis un monte distinto,
caedlo;
si
veis un camino distinto,
cortadlo;
si
veis una rosa distinta,
deshojadla;
si
veis un río distinto,
cegadlo...
si
veis un hombre distinto,
matadlo.
¿Y
el sol y la luna
dando
en lo distinto?
Altura,
olor, largor, frescura, cantar, vivir
distinto
de
lo distinto;
lo
que seas, que eres
distinto
(monte,
camino, rosa, río, pájaro, hombre):
si
te descubren los iguales,
huye
a mí,
ven
a mi ser, mi frente, mi corazón distinto.
“Al hombre no le
resulta fácil renunciar a la satisfacción de ciertas tendencias
agresivas suyas; no se siente nada a gusto sin esa satisfacción. Por
otra parte, un núcleo cultural más restringido ofrece la muy
apreciable ventaja de permitir la satisfacción de esta pulsión
mediante la hostilidad frente a los seres que han quedado excluidos
de aquél”. Sigmund Freud.
Suponer como enemigo
al semejante es lo que Freud denominó el narcisismo de las pequeñas
diferencias. La diferencia en la semejanza genera hostilidad.
Laura
López Psicoanalista Grupo Cero y psicóloga
Telf
610865355