“Escucha, dijo, ¿has visto alguna vez un montón de cangrejos en un
cubo?
No, le contesté.
Bueno, lo que ocurre es que de vez en cuando un cangrejo
se sube encima de los demás
y empieza a trepar hacia el borde del cubo,
entonces, cuando está a punto de escapar
otro cangrejo lo agarra y le hace caer
¿en serio?, pregunté.
En serio, dijo, y este trabajo es así mismo, ninguno
quiere que algún otro salga de
aquí ¡ así son las cosas
en correos!
Te creo, asentí.
Justo en ese momento se acercó el supervisor y dijo:
estabais hablando,
no se puede hablar en este
trabajo.
Llevaba allí once años
y medio.
M levanté de la banqueta y trepé hasta el
supervisor
y luego me aupé y conseguí
salir de allí.
Fue tan sencillo que resultó increíble,
pero no me siguió ninguno de los otros.
Y a partir de entonces, cada vez que comía patas de cangrejo
me acordaba de aquel sitio.
Debí de acordarme de aquel sitio
unas 5 ó 6 veces
antes de pasarme a la langosta“
Habla
de una teoría conocida como el síndrome de la cesta de cangrejos,
según la cual alguien que está intentando salir de una situación
desfavorable, las personas que la rodean no se prestan a ayudarle e
incluso hacen todo lo posible para que no salga de ella.
Hay
relaciones bastante neuróticas en las que anidan fantasías acerca
del crecimiento del otro, de la soledad, de cómo cambiará la
relación si el otro se encuentra en otra posición...creer que el
otro le pertenece, atarle a las cadenas de sus inseguridades,
sentirse en el cobijo de esa “pobreza”, lo paralizan en el
abismo, en la angustia de la puerta abierta al mundo y que en ese
proceso de identificación, le toca cuestionarse los miedos y el
crecimiento propios. Ahora bien, la decisión es la que te lleva a ir
encontrándote a las personas adecuadas en tu vida. Si no, no lo
tienes claro. Según en la teoría en que vivamos así será nuestra
realidad. A partir del psicoanálisis, ya no vale culpar al exterior.
Muerto el tirano, me di cuenta que el tirano era yo.
Laura
López psicóloga-psicoanalista
Telf.:
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